Tu vida se asemeja a un viaje en tren
que compartes con las personas más importantes. Durante ese viaje, tu vagón es
frecuentado por distintas personas. En los primeros años, compartes el viaje
con tus padres y más adelante se unirán algunos amigos y parientes próximos.
Conforme el tren alcanza algunas estaciones (fin del colegio, universidad,
ingreso en el mundo laboral, matrimonio, etc.), las personas que te acompañan
van variando. Hay estaciones en las que no todo el mundo se detiene y
representan crisis o sucesos vitales estresantes, donde el vagón de apoyo puede desempeñar un papel especialmente importante.
Unos suben y otros bajan y, por
tanto, tu red social de apoyo varía. Sin embargo, toda persona que comparta
trayecto contigo no tiene la misma importancia en tu vida. De esta manera, tus
relaciones íntimas y las personas más próximas se sitúan cerca de tu asiento
durante el viaje; aquellos que, aun siendo importantes, poseen una menor
relevancia para ti se sitúan más alejados. El tipo de personas que haya en el
vagón o la proximidad de esas personas a tu asiento no permanecen
invariablemente durante el ciclo vital, sino que depende de la etapa de la vida
en que te encuentres. Así, cuando eres pequeña/o tus padres están cerca de tu
asiento y poco a poco se irán alejando a medida que entres en la adolescencia
para volver a sentarse más cerca cuando entres en la madurez. Hasta que llegue
una estación donde tendrán que bajarse…